Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para
desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida
de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos, y
entonces primero cosas como estrellas amarillas (moviéndose en una jalea de
terciopelo), luego saltos rojos del humor y de las horas, ingreso paulatino en
un mundo - Maga que era la torpeza y la confusión pero también helechos con la
firma de la arena Klee, el circo Miró, los espejos de ceniza Vieira da Silva, un
mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre
que se moviera como un alfil.
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